Despedidas
- Alba Torres
- 5 ene 2023
- 2 Min. de lectura
Hoy quiero escribir sobre uno de los mayores miedos. Las despedidas. Cuando sentimos que una despedida se acerca, nuestro corazón empieza a latir muy rápido, sentimos como la piel se nos eriza y la adrenalina se acelera como si de adelantar se tratase.
Entonces, en ese momento, solo tenemos dos opciones: huir o quedarnos para siempre. Quizá siempre suena demasiado serio, por eso siempre o casi siempre decidimos irnos.
Pero, ¿qué pasa con las despedidas de antes de las despedidas de verdad? Pues el vacío. Un vacío que te invade el corazón y que tarda en irse, quizá durante años, porque fue una despedida igual, pero encima sin resolver.
Supongo que esto es problema del apego, hay diferentes tipos de apego. Entre ellos, están el apego obsesivo y el apego evitativo. El primero es el que tiende a no dejar ir y el último, es el que siempre se agobia porque te quedes en su vida entonces te echa, sin explicación, sin más.
Quizá este apego evitativo comenzó con alguna ruptura jamás hablada, quizá empezó con el primer amor, el primero que se fue o al primero que echamos de nuestra vida sin casi estar en ella.
El caso es, que las despedidas son necesarias, pero hay que dejarlas ser. Están ahí, presentes. Cuando conocemos a alguien no vamos con una fecha de caducidad escrita en la frente, pues igual, no existe dicha fecha. Pero, pensarlo. Lo único seguro de esta vida es que en algún momento nos iremos de ella, y esta es una despedida, la más evidente de todas. Por lo tanto, dejar ir es aprender a vivir.
Y ahora diré la palabra, esa palabra que resume este texto y que resume la mayoría de despedidas nunca terminadas: "Hasta pronto".
Pd: si queréis compartir una despedida dolorosa o una despedida no terminada, comenta :)

Las despedidas son complicadas , pero en algunas ocasiones, es la mejor solución para volver a comenzar ❤️.